lunes, 8 de diciembre de 2008

El amor

Existen personas que realizan muchas acciones para brindar amor. Algunas empiezan a darlo de distintas formas: preparar temprano el desayuno a su pareja a pesar de haberse acostado muy tarde y de su cansancio, o mimar y cuidar a sus hijos dejando de lado las obligaciones contraídas, quizá llevar a la familia de paseo en el único día de la semana que tiene para descansar, haciendo la salvedad que trabaja 15 horas al día. Y así podríamos seguir enumerando muchas ocasiones en que hacemos sacrificios, sin darnos cuenta, para conseguir expresar nuestra preocupación, nuestro amor por el otro.

Otras personas, casi siempre las más solitarias o con problemas sentimentales muy fuertes, deciden brindar ayuda social, entregar todo de sí para lograr el bienestar del otro. Muchos las califican como 'ángeles caídos del cielo', 'personas buenísimas', e incluso no se cansan de bendecirlas. Sin embargo, los que dedican su tiempo libre a la ayuda social lo hacen para mostrarse útiles, para olvidar sus problemas, para sentirse necesitados y queridos, quiere decir que escojen esta actividad para estar bien, ergo para lograr un provecho personal.

La frase que dice "amor con amor se paga" no deja de ser cierta, no es una imposición sino lo que debería ser, todos los habitantes de este planeta buscamos amor, no solo darlo sino también recibirlo. No tiene nada de extraño esperar de vuelta el amor que damos.

Si pudiéramos medir el amor hasta un punto 'normal', es decir, que no se dé más de lo necesario para que ese sobrante lo obtenga alguien que no tiene nada de este sentir, pues creo que el mundo sería mejor. Ya no habría gente demasiado amada que se convierte en tirana al recibir tanto amor y mas bien esa gran porción sobrante iría a parar en muchos corazones que ni siquiera conocen este fabuloso sentimiento. Así estaría mejor equilibrada la vida, se reduciría la presencia de las pandillas juveniles, bajaría la tasa de criminalidad y seríamos más felices.

Para ello todos debemos aprender a amar y a 'medir' con criterio la poción de este sentir que entregamos a nuestros seres amados. Como no existe una varita mágica para extraer ese sobrante de amor de cada persona que sufre de ello, pues está en ella misma destinarlo a los que menos o nada tienen de él. Eso le servirá a los pobres de amor y nos será muy útil a nosotros, que vivimos desbordantes de él.

Conseguir el equilibrio es empresa delicada pero no imposible. Hagamos esta práctica para aprender a amar, para enseñar cómo amar y para que el mundo sea mejor.

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