domingo, 12 de abril de 2009

Locura

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que escuché tu voz. Los años trascurrieron vertiginosamente luego de verte en el micro, aquella vez en que casi me hundí en el asiento para que no me veas mientras subías y buscabas sitio más atrás.

¿Cómo estarás?, siempre me pregunto, con mi imaginación casi puedo tocarte, veo el que fuera nuestro cuarto, camino por la sala, llego a la cocina, hasta puedo observar la calle desde la ventana y los estacionamientos, algunos vacíos, otros no.
Está allí, silbando mientras coses, caminas con paquetes cerca al parque Cánepa, duermes plácidamente mientras mueves acompasadamente tu pie izquierdo.

No quiero recordar otras cosas, otros momentos cargados de tristeza, de locura; prefiero verte feliz a mi lado, recorriendo caminos polvorientos de esa ciudad serrana que visitamos durante Semana Santa después de haber llegado a La Oroya en medio de una granizada, vistiendo tan solo bermudas, polito sin mangas y sandalias... ¡qué locura tan maravillosa!

Sé que también es ilógico seguir pensando en ti, en que algún día volveremos a compartir momentos así de lindos, pero no puedo dejar de hacerlo, es mucho más fuerte que mi necesidad de vivir en paz.

Dentro de mí algo me dice que debo ser paciente, que es mejor esperar un mayor tiempo... más años, más vida dedicada a tu recuerdo, pero otra parte mía me reclama, me urge, me pide que abandone la idea de estar contigo que da vueltas en mi cabeza desde hace ya diez años.

Locura: sí, amor: tal vez, necesidad: seguro que sí.